INFLACIÓN - I TRIMESTRE 2016



 

1. Se profundiza la destrucción del peso argentino

Cuadro de texto: Último dato:
La inflación en abril trepó al 5,55%; 1,40% en el rubro “alimentos y bebidas”.
Destrucción que en el plano discursivo o simbólico irá siendo finalmente reconocida mediante la impresión de billetes de mayor denominación con dibujos de animalitos. La inflación minorista que considera GERES acumula 17 puntos incluyendo el mes de diciembre (siendo la del I-2016 el +11,4%).[7] Equivale aproximadamente al total para los dos últimos años en Brasil y Uruguay, y a cuatro de Chile, Paraguay o Perú. Pocos secretos: el tipo de cambio oficial sufrió una mega escalada (bordeó los $16 durante febrero, descendiendo posteriormente por el manejo de las tasas de interés), lo que tiene un obvio impacto en los costos de amplios sectores de la producción (en todos de una u otra forma), a un tiempo que se redujeron los impuestos a la exportación de productos agropecuarios, con los consiguientes efectos directos e indirectos (el maíz, por ejemplo, es un insumo importante en la producción avícola y en feedlots vacunos) y que se elevaron fuertemente tarifas de servicios públicos, el transporte y otros precios regulados (como el del combustible, bajo el sugestivo slogan “si la nafta les parece muy cara, no la compren”).

Gráfico 2. Inflación minorista, variación mensual y acumulada en 12 meses. 10/2011-03/2016.

Fuente: elaboración GERES en base a DPE San Luis y Ciudad de Buenos Aires, Consultoras Privadas.

 

Este desarrollo, y considerando que el mes de abril tuvo una inflación altísima producto de la aplicación de alzas brutales en las tarifas de gas, agua (alrededor del 300-400%) y el transporte (100%) en el Área Metropolitana de Buenos Aires (donde reside casi uno de cada 3 argentinos) –y que los primeros datos de mayo la muestran asimismo elevada- devuelve a la tasa acumulada anual de inflación minorista a una situación por encima de los 40 puntos, muy arriba de las fantasiosas[8] expectativas declaradas del equipo económico.

 

2. La inflación de la canasta alimentaria y el poder de compra de bajos ingresos

El capítulo “alimentos y bebidas” de la inflación sube al paso general durante el gobierno de Macri,[9] si bien a un ritmo mayor a la media en diciembre de 2015 (7,65% ese mes) y algo por debajo en el primer trimestre (9,5%, lo que sumado a lo anterior totaliza un 18%). Influye aquí adicionalmente la minimización –aún dentro de sus limitados alcances- del programa “precios cuidados”, que continuó en 2016 con una supervisión claramente más deficiente. GERES utiliza esta variable como deflactora de ingresos de bajo monto muy difundidos en la economía argentina, asumiendo que el costo de la alimentación incide de forma intensa entre sus perceptores. La evolución de los mismos es ilustrada en el gráfico 3 considerando distintas bases para su cálculo en términos reales: el haber mínimo jubilatorio está expresado en pesos del año 2001 (en aquellos tiempos su importe era de 150 pesos), la AUH en pesos de marzo de 2016 (cuando fue la última actualización que la llevó a los $966 que otorga hoy día), y el monto del Plan PROGRESAR en pesos de enero de 2014, cuando se lanzó.

Gráfico 3. Poder adquisitivo en alimentos y bebidas de la AUH ($ marzo '16), PROGRESAR ($ enero 2014) y del haber mínimo jubilatorio ($ 2001). dic/11-mar/16.

Fuente: elaboración GERES en base a Infoleg, DPE-SL, DGEC-CABA

 

La jubilación mínima se actualizó en marzo (luego de pasar un verano de gran desvalorización: a febrero estaba perdiendo un 15,3% de su valor real desde su último reajuste), pero esta suba nominal no evitó que su poder adquisitivo en “pesos alimentarios de 2001” se contraiga en un -5,2% respecto del último mes con incremento (septiembre de 2015; baja de 254 a 240 pesos de 2001).

Por primera vez la AUH se ajustó de forma automática con la fórmula del haber jubilatorio, pasando a otorgar 966 pesos. Esta cantidad de dinero en realidad implica una licuación de magnitud importante en su poder de compra en alimentos: está un 11% por debajo del valor real que tenía el monto otorgado en junio de 2015. Medida en estos términos, la asignación se encuentra, para un mes de recomposición, en el valor más reducido desde el año 2012.

En cuanto al plan PROGRESAR, que no fuera incluido en la ley de ajuste automático, no incorpora actualizaciones desde abril de 2015. Su poder de compra es (a marzo de 2016) un 17,5% inferior al que tenía al momento de su lanzamiento.

 

3. El nivel de precios en dólares

El peso argentino siguió, luego de la devaluación de enero del ’14, un rampante sendero de apreciación: con la cotización del dólar siguiendo una tablita implícita que le marcaba un crecimiento del 1% al mes y una tasa de inflación que más que duplicaba ese guarismo, la economía argentina vio incrementar su nivel de precios interno medido en dólares a niveles históricamente elevados. Considerando el rebote que produce el retroceso del dólar en marzo, la caída respecto del nivel más alto al que se había llegado es del -23,1%. Al margen de lo enorme del número considerando la brevedad del período en cuestión, se observa que el nivel de precios en dólares se ubica en niveles similares –de hecho, dos puntos encima- que el registrado en octubre de 2011, momento en que se estableció el “cepo” ante la incapacidad de satisfacer a la cotización vigente las demandas de dólares que se registraban en el mercado de la divisa.

Gráfico 4. Inflación en dólares (Índice GERES, enero 2011 = 100). Ene/11-mar/16.

Fuente: elaboración GERES en base a BCRA, DPEs San Luis y C.A.B.A., LaNacionData

[7] A partir de la intervención del INDEC en enero de 2007 se considera el promedio del IPC de San Luis (para todo el período 2007-2015), el IPC de la provincia de Santa Fe (para el lapso 2007-julio 2011), el IPC de la C.A.B.A. (desde setiembre de 2012) y el promedio de consultoras privadas.

[8] “Fantasioso, sa: adj. Que se deja llevar por una imaginación carente de fundamento”. (RAE)

[9] GERES utiliza –desde 2007- el promedio de la variación del nivel del componente “alimentos y bebidas” que encuestan las Direcciones de Estadística de San Luis y de la C.A.B.A.