INFLACIÓN - II TRIMESTRE 2016



1. En busca de un nuevo récord en el año olímpico

La inflación en 2016 apunta a ser la más alta de los últimos 25 años,[10] superando las remarcaciones del caótico 2002 y el hachazo devaluatorio de 2014. Los determinantes inmediatos fueron la mega devaluación de diciembre y el incremento de tarifas de servicios públicos en toda la línea (agua, transporte, naftas, electricidad, gas) decidido por el gobierno. Si bien el reciente revés del “tarifazo” en la Corte Suprema puede hacer que el dígito baje abruptamente en los meses de agosto y septiembre, al último mes relevado (junio) se registra un incremento en los precios minoristas acumulado en un año del 46%. Considerando la cosa en comparación con socios del MERCOSUR –economías que supuestamente tienen muy flexibilizado el intercambio de mercaderías con la Argentina- se observa que al Uruguay le llevó 54 meses acumular lo que a la Argentina 12, y a Brasil 67.

Gráfico 2. Inflación minorista, variación mensual y acumulada en 12 meses (%). dic/2012-jun/2016.

Fuente: Elaboración GERES en base a DPE San Luis y Ciudad de Buenos Aires, Consultoras Privadas.

Yendo a la coyuntura más inmediata, durante el segundo trimestre el IPC se incrementó en un 12,8%, y la comparación Junio 16/ Diciembre 15 arroja que desde el cambio de autoridades el aumento de los precios ha acumulado un 31,6%. En lo que toca puntualmente a 2016, el IPC creció entre enero y junio un 25,6%, superando así en sólo un semestre el pronóstico de De Prat Gay para todo el año.

 

2. La inflación de la canasta alimentaria y el poder de compra de bajos ingresos

El capítulo “alimentos y bebidas” de la inflación crece algo por debajo del nivel general durante el gobierno de Macri,[11] dado que no resulta impactado por las políticas económicas de forma tan violenta como los rubros de servicios. Desde diciembre el aumento en el costo de la alimentación trepó en un 28,6%, correspondiendo un aumento en el segundo trimestre de 2016 del 9%. Influye aquí la conjunción de la devaluación con la baja de retenciones a la exportación de granos, fundamentalmente de trigo –materia prima de primerísima necesidad en el ámbito doméstico- y de maíz (insumo en la producción de diversas carnes y lácteos). Factores que operan sobre la matriz que son las aberrantes relaciones de poder hacia dentro de las cadenas agroindustriales, que hacen realidad la paradoja que marca que un gran productor de cereales tenga en sus góndolas el pan a lo que quizá sean los precios más elevados del planeta.

GERES utiliza esta variable como deflactora de ingresos de baja cuantía muy difundidos en la economía argentina, asumiendo que el costo de la alimentación incide de forma intensa entre sus perceptores. La evolución de los mismos es ilustrada en el gráfico 3 considerando distintas bases para su cálculo en términos reales: el haber mínimo jubilatorio está expresado en pesos del año 2001 (en aquellos tiempos su importe era de 150 pesos), la AUH en pesos de junio de 2016, y el monto del Plan PROGRESAR en pesos de enero de 2014, cuando se lanzó.

Gráfico 3. Poder adquisitivo en alimentos y bebidas de la AUH ($ jun/16), PROGRESAR ($ ene/14) y del haber mínimo jubilatorio ($ 2001). dic/12-jun/16.

Fuente: Elaboración GERES en base Infoleg, DPE-SL, DGEC-CABA

A junio de 2016 la jubilación mínima pierde un -8,2% (en “pesos alimentarios”, se reitera no se considera el tema servicios públicos) respecto de igual mes del año pasado. Considerando la inercia inflacionaria existente el guarismo abre la puerta a que en el momento presente -previo a la recomposición legal- el haber se encuentre en un mínimo de los últimos 5 años, si exceptuamos el desastre del verano de 2014. Las escenas de represión policial a jubilados que en estas circunstancias solicitaban un aumento de emergencia exponen una faz particularmente tenebrosa del ajuste económico. Los otros ingresos considerados no evolucionan mejor, acaso al contrario. La AUH está en un valor un -18% por debajo de su valor en junio del año anterior, si bien juega un tema de cambio de ciclo al ser reciente la actualización automática bianual: considerando promedios del segundo trimestre, el valor real es casi idéntico al de 2015, dado el incremento (fuerte en términos porcentuales) en junio de aquel año. El plan PROGRESAR, por su parte, se encuentra en caída libre, tras 17 meses sin actualización. Su monto actual tiene un poder adquisitivo un -29,3% menor que hace un año.

 

3. El nivel de precios en dólares de la Argentina

La devaluación derrumbó el nivel de precios en dólares a un mínimo en el mes de febrero, cuando el dólar se acercó a los 16 pesos. A partir de allí, la apreciación se produce no solamente por el avance de la inflación –como fuera en los últimos años- sino también por une revaluación de la moneda, que entre aquel mes y mayo pasa de 15,8 a 14 pesos. El salto de un peso del dólar en junio va a quebrar esa tendencia, como se aprecia en el gráfico 4 (quiebre que de momento es pasajero, pues durante julio se va a retomar la senda de apreciación. Si bien el nivel de precios en dólares aparece a una distancia considerable de lo que fuera su pico en noviembre de 2015 (-15,2%) no está tan lejano de lo que fuera el anterior punto de quiebre, en octubre de 2013 (-6,9%). Un cambio en la gestión del comercio exterior (mayor apertura) en estas circunstancias puede ser particularmente problemático.

Gráfico 4. Inflación en dólares (Índice GERES, enero 2011 = 100). Ene/11-jun/16.

Fuente: Elaboración GERES en base a  BCRA, DPEs San Luis y C.A.B.A., LaNacionData

[10] A partir de la intervención del INDEC en enero de 2007 se considera el promedio del IPC de San Luis (para todo el período 2007-2015), el IPC de la provincia de Santa Fe (para el lapso 2007-julio 2011), el IPC de la C.A.B.A. (desde setiembre de 2012) y el promedio de consultoras privadas.

[11] GERES utiliza –desde 2007- el promedio de la variación del nivel del componente “alimentos y bebidas” que encuestan las Direcciones de Estadística de San Luis y de la C.A.B.A.