INFLACIÓN - IV TRIMESTRE 2016



1.               Cantar las cuarenta.

Como veníamos anticipando desde GERES, las ilusiones que proponía el renunciado De Prat Gay sobre la tasa de inflación estuvieron abismalmente lejos de verificarse, y el nivel de precios en 2016 acumuló casi 40 puntos de alza: enero/diciembre cerró en 38,4%.[8] Cifra que, por supuesto, soslaya el pequeño detalle de que el gobierno de Macri comenzó 20 días antes: si adicionamos ese corto lapso (es el 5,5% de un año) la inflación acumulada trepa al 44,9% (un 17% más). La intensidad del proceso fue dispar (gráfico 3), siendo mucho más fuerte en la primera parte del año en concordancia con la implementación de medidas económicas fuertemente inflacionistas (devaluación de la moneda, aumento de tarifas y otros precios regulados, tasas de interés astronómicas, eliminación de impuestos a la exportación de alimentos).

 

Gráfico 3. Inflación minorista, variación mensual y acumulada en 12 meses (%). 07/2013-12/2016.

Fuente: Elaboración GERES en base a DPE San Luis y Ciudad de Buenos Aires, Consultoras Privadas.

 

Al centrarnos en el último trimestre del año observamos que el mismo acumuló 5,7 puntos, lo que significó un repunte respecto del tercero (4,2%), si bien aquel había sido impactado a la baja por las medidas judiciales que revirtieron parcialmente el tarifazo. Por lo demás, el inicio de 2017 no auspicia nada bueno para el indicador. Amén de lo ocurrido en rubros sensibles como salud o nafta, Aranguren anunció el 31 de enero aumentos de la electricidad de entre el 60 y el 148% a usuarios residenciales del AMBA (además de un incremento del 35% en la tarifa social), avisando además que la tarifa de gas también se elevará en breve. GERES computa que este sólo anuncio, de concretarse, sumará 1,3 puntos de inflación.[9]

 

2.               La inflación de la canasta alimentaria y el poder de compra de bajos ingresos

Aislando el capítulo de alimentos y bebidas encontramos que durante 2016 el mismo avanzó a un paso más moderado, acumulando 30,4 puntos porcentuales de inflación (la variación trepa a 40,4 si consideramos el mes de diciembre de 2015).[10] La gran diferencia con el índice general se da precisamente en el último trimestre del año, que “sólo” vio subir los precios de la comida en un 3%. GERES utiliza aquella variable como deflactora de ingresos de baja cuantía muy difundidos en la economía argentina, asumiendo que el costo de la alimentación incide de forma intensa entre sus perceptores. La evolución de los mismos es ilustrada en el gráfico 4 considerando distintas bases para su cálculo en términos reales: el haber mínimo jubilatorio está expresado en pesos del año 2001 (en aquellos tiempos su importe era de 150 pesos), la AUH en pesos de diciembre de 2016 (cuando tiene un valor nominal de $1.103), y el monto del Plan PROGRESAR en pesos de enero de 2014, cuando se lanzó.

Medida de esta forma, la AUH no escapó al ajuste sobre los ingresos de los sectores populares de 2016, retrocediendo su poder adquisitivo “alimentario” en un -4,5%. En concreto en el IV-trim, la baja interanual es del -4,2%. Lógicamente, dado el acople de la AUH a la fórmula de movilidad jubilatoria, este último tipo de haber experimentó una rebaja similar en cuanto a su valor real (en alimentos), cayendo en promedio en el año un -4,6% (-4,3% en el último trimestre). Debe notarse, no obstante, que ambos valores promedio (y los respectivos guarismos correspondientes a los IV trimestres) están por encima de los niveles de 2014, en especial las jubilaciones (+5,4% año contra año, +4% si tomamos IV’16 vs IV’14), dado que el sector pasivo fue una de las variables clave del ajuste de aquel año. No así a más largo plazo: ya 2013 vuelve a presentar situaciones de poder de compra –alimentario- superiores.

Volvemos a destacar el total abandono en el que se sumerge al plan PROGRESAR, destinado a jóvenes de entre 18 y 24 años. Su cifra nominal lleva 20 meses sin recibir actualizaciones, período en el que se acumularon 57,7 puntos de inflación. Así, en promedio en 2016 este haber se devaluó un -19,8%, llegando a su mínimo histórico.

Gráfico 4. Poder adquisitivo en alimentos y bebidas de la AUH ($ dic'16), PROGRESAR ($ ene’14) y del haber mínimo jubilatorio ($ 2001). Dic/12-dic/16.

Fuente: GERES en base Infoleg, DPE-SL, DGEC-CABA

 

3.               La inflación en dólares

De Prat Gay tiró a un pozo la serie del nivel de precios medido en dólares de la economía argentina en los primeros meses del nuevo gobierno (devaluación mediante), pero el efecto más fulminante se disipó más bien prontamente: la combinación de la muy elevada inflación de los primeros meses de 2016 con la revaluación parcial de la moneda nacional de marzo a agosto elevaron el indicador. A diciembre de 2016 la caída en el nivel de precios en dólares comparada con la situación a noviembre de 2015 se había reducido al -11,6% (en febrero la caída había superado el -30%). El indicador sólo está un -4,7% por debajo del nivel registrado en octubre de 2013, cuando recomenzó el ciclo de grandes devaluaciones.

 

Gráfico 5. Inflación en dólares (Índice GERES, enero 2012 = 100). Ene/12-dic/16.

Fuente: GERES, en base a BCRA, DPEs San Luis y C.A.B.A., LaNacionData

[8] A partir de la intervención del INDEC en enero de 2007 se considera el promedio del IPC de San Luis (para todo el período 2007-2016), el IPC de la provincia de Santa Fe (para el lapso 2007-julio 2011), el IPC de la C.A.B.A. (desde setiembre de 2012) y el promedio de consultoras privadas. Luego del “apagón estadístico”, el IPC comenzó a ser publicado por la nueva gestión a partir de mayo de 2017, dato que comenzamos a seguir con atención. De momento, el nuevo IPC está confluyendo con el IPC GERES apreciablemente: durante el período mayo/diciembre de 2016 nuestra variable sumó 17,7 pp. mientras que el IPC INDEC acumuló 16,8 pp.

[9] Un detalle muy interesante: la metodología histórica del IPC de INDEC ponderaba en 1,967% el peso del consumo eléctrico hogareño sobre el total que conforma el indicador. Actualmente, INDEC trabaja con una metodología que sólo lo pondera en 0,35%. Tomando este último coeficiente, el impacto del tarifazo versión 2017 sería de sólo un 0,66%.

[10] GERES utiliza –desde 2007- el promedio de la variación del nivel del componente “alimentos y bebidas” que encuestan las Direcciones de Estadística de San Luis y de la C.A.B.A. Nuevamente, dados los cambios en el INDEC, que incluyeron la reposición de personal de elevada credibilidad (para quienes suscriben este informe) en el área de precios (nombramos a Marcela Almeida, para no hablar en abstracto), comenzamos a seguir los datos de ese organismo también para el capítulo de alimentos. Se verifica aquí asimismo la convergencia: mientras que el IPC GERES alimentos acumuló en may/dic de 2016 un aumento del 17,4%, el IPC INDEC hizo lo propio en un 18,6%.