MERCADO LABORAL: OCUPACIÓN Y SALARIOS - I TRIMESTRE 2015


1. O se logra un buen aumento en paritarias o queda convalidado el ajuste de 2014

Como se analizó en nuestro anterior informe, 2014 fue un año de ajuste; expresándose el mismo de forma palmaria en la pérdida del poder adquisitivo del salario (contra la media de 2013, el salario real cayó un -6,7%).[12] Es en este contexto que se llega a las trabajosas paritarias de 2015, en las que los sindicatos debieran, bajo pena de dejar convalidado el recorte del año pasado, cerrar acuerdos considerablemente por encima de la inflación proyectada para este año.

Gráfico 5. Evolución del salario real y del salario medido en dólares (empleados registrados en sector privado). Mensual (01/2012=100), ene/12-mar/15

Fuente: Elaboración GERES en base a INDEC, BCRA, sección "inflación" del presente informe.

El gráfico 5 ilustra la debacle salarial de 2014, y cómo la misma ha lógicamente (pues el grueso de la recomposición anual típicamente ocurre en el mes de mayo[13]) proseguido en el primer trimestre de 2015. Comparando el último dato, marzo de 2015 está un -6,9% por debajo respecto al mismo mes de 2013; con lo que, añadiendo un retroceso adicional por el mes de abril, todo incremento salarial de menos del 35% no llegará a recomponer aquel nivel de ingresos (y esto sin considerar los efectos que generará el anárquico impuesto a las ganancias de la cuarta categoría). El gobierno juega en este tema, enviando múltiples mensajes en los que pide “racionalidad” a las paritarias (mencionando como “lógica” una cifra en torno al 24-28%); posición que no se agota en meras palabras sino que se traduce en acciones contantes y sonantes, como la no homologación del acuerdo por el 30% que habían arreglado los empleados de comercio (o el del 36% de los aceiteros, que sólo conquistaron tras una huelga histórica). La cancha está entonces bastante inclinada.

Por su parte, el salario medido en dólares ha ganado considerable terreno desde la devaluación de 2014 (la tasa de inflación supera a la de depreciación del peso), y estaría por dar un salto muy sustantivo (merced a las pautas salariales que se van cerrando) dado el compromiso con el “9 a 1” que manifiestan coordinadamente el Ministerio de Economía y el BCRA.

 

2. Continúa estancado el mercado laboral. La desocupación abierta podría computarse en el 8,9%

El INDEC informó las tasas de los principales indicadores del mercado laboral correspondientes al primer trimestre de 2015. En su comunicado informa que, interanualmente, el desempleo abierto (personas que no han trabajado ni una hora en la semana de la encuesta) no ha variado, manteniéndose en el 7,1% de la Población Económicamente Activa (PEA). El subempleo (personas que trabajan menos de 35 horas a la semana manifestando su deseo de trabajar más) bajó en algunas décimas, del 8,1% al 7,6%. La suma de estos dos componentes, denominada a veces “población con problemas de empleo”, implica (expandiendo los datos muestrales del INDEC mediante los coeficientes utilizados por el Ministerio de Economía) que en el país revistan en esta situación 2.454.200 personas, gente que no entraría en 36 estadios “Monumentales” (la cancha de River está habilitada para 67.300 espectadores).

Sin embargo y desgraciadamente compartimos el escepticismo de Javier Lindemboim (“yo no le creo a los datos del INDEC”, La Nación, 08/03/2015, p. 10), y entendemos que estos datos no reflejan correctamente la realidad. En concreto, y como venimos mostrando en previos informes, encontramos inverosímil el comportamiento de la tasa de actividad, que es un insumo para el cálculo del desempleo.

Un desocupado no es meramente alguien sin empleo, sino que además debe estar buscándolo. Si no es así, el entrevistado es un “inactivo”, y queda excluido de la población con problemas de trabajo. El inexplicable crecimiento de la cantidad de inactivos desde 2013 atenúa indicadores peores para el mercado laboral. La población de referencia de la EPH de este cuatrimestre es de 26.709.000 personas, de las cuales las inactivas se afirma son 14.791.000; con lo que la PEA –sobre la cual se calcula el porcentaje de desocupados- es de 11.918.000 individuos. De éstos estaban ocupados 11.070.000. Ahora bien, si en lugar de la tasa de actividad informada tomamos la correspondiente al primer cuatrimestre de 2012la PEA se computaría en 12.152.600, con lo que los desocupados (calculados como diferencia entre la PEA y los ocupados) ascenderían a 1.082.600, lo que implicaría una desocupación del 8,9% y no del 7,1%. Este dato se corresponde mucho mejor con otra información que da el INDEC, la tasa de empleo. La misma arroja un retroceso interanual (41,4% contra 41,8%), ubicándose en el nivel más bajo de los últimos nueve años.

 

3. Puestos de trabajo registrados: retrocede el empleo privado, avanza el público

El último dato disponible sobre la evolución de la cantidad de puestos de trabajo registrados que permite observar su composición sectorial es del cuarto trimestre de 2014. Comparando con el mismo período del año previo (gráfico 6), se constata el pésimo desempeño del sector privado, que aparece destruyendo 11.000 empleos “protegidos” -estando especialmente afectada la industria manufacturera (-24.000), y registrando algún avance la agricultura y los servicios. Si el sistema en su conjunto no cierra el año en negativo es por el comportamiento del sector público consolidado, que sumó 41.000 agentes; lo que redunda en un aumento neto de 30.000 empleos registrados en la comparación trimestral. Cifra a todas luces categóricamente por debajo de los requerimientos mínimos que implica la variación demográfica, como hemos ya analizado. El saldo positivo implica que el impacto de la baja de ocupación que trajo la recesión fue absorbido en forma dominante por el conjunto de los empleados “en negro”.

Gráfico 6. Variación en la cantidad de puestos de trabajo registrados(en miles), según sector. Cuartos trimestres, 2013-2014.

Fuente: Elaboración GERES en base a Ministerio de Economía y SIPA.

Por otra parte es necesario señalar que los empleados públicos han estado entre los líderes del ranking de perjudicados por la dinámica inflación/salarios durante 2014. El gráfico 7 expone esta realidad de retroceso salarial, que compensa el costo para la Administración Pública de incorporar estos agentes (ver sección Sector Público).

Gráfico 7. Salario real de los empleados de la Administración Pública Nacional (no fuerzas armadas). 12/2001=100. 01/2012-03/2015.

Fuente: Elaboración GERES en base a Decretos 799/10, 836/11, 923/12, 687/13 y 811/14 y sección "inflación" del presente informe.

 

4. La tasa de argentinos desesperados por el desempleo

La tasa de argentinos desesperados por el desempleo es una medición de GERES que intenta cuantificar la masa de personas en la que se expresan los más graves efectos de la existencia del desempleo: los desempleados puros (contabilizados como lo hace el INDEC, son quienes no han trabajado siquiera una hora por semana), los infraocupados (personas que sólo trabajan 12 horas a la semana queriendo trabajar más, lo que supone reducir a la tercera parte la carga horaria que define a los “subocupados” de la medición oficial), los ocupados “carne de cañón” (ocupados que trabajan más de 30 horas a la semana por un sueldo ínfimo –menos de $2.414-, que se supone aquí que toman este tipo de posiciones en el mercado laboral por encontrarse como alternativa el desempleo pleno) y los desocupados “desalentados” (quienes luego de intentar infructuosamente obtener empleo abandonan momentáneamente la búsqueda). Para este último contingente se computan dos versiones, siendo los “A” los inactivos que afirman no buscar empleo porque “se cansaron de buscar” o “hay poco trabajo en esta época” (dos opciones del cuestionario de la EPH) y los “B” los que no buscaron en el período de referencia pero sí lo hicieron en algún momento de los últimos 12 meses. El gráfico 8 expone la evolución de estas tasas (en sus versiones “A” y “B” dependiendo de cómo se computen los “desalentados”) para los cuartos trimestres de los últimos años.

Gráfico 8. Tasas de argentinos desesperados por el desempleo (TADD), cuartos trimestres, 2011-2014.

Fuente: Elaboración GERES en base a microdatos de EPH-INDEC

Por una parte, se constata cerrando 2014 un agravamiento de la situación: la tasa considerando los desalentados “A” sube 1,7 puntos porcentuales y la con el criterio “B” 1,9 p.p.; es decir, ambas se incrementan en alrededor de un 11% respecto de igual trimestre de 2013. Hacia dentro de la población implicada, el empeoramiento del cuadro se debe en parte a cierto aumento del desempleo abierto pero más fundamentalmente al crecimiento del número de los ocupados “carne de cañón” (cosa tristemente esperable dado el recalentamiento de la inflación en el período). No obstante esto, el hecho más destacado (al margen de subas o bajas interanuales de algunos puntos) es la relativa estabilidad de las tasas a lo largo de los últimos 4 años, lo que denota un problema estructural sobre el que no se ha avanzado nada. De hecho, ¿qué tanto se habrá agravado en el contexto estanflacionario?

Ya hemos señalado las inconsistencias en la variable “desempleo”; ahora sumamos una más: la inverosimilitud de los datos referidos a los ingresos de la población en trabajos precarios (entre los que se cuentan la enorme mayoría de los ocupados “carne de cañón”). Comparando diciembre 2014 contra mismo mes de 2013, se observa que los salarios de los empleados “en negro” habrían crecido un 40% según INDEC, 7 p.p. más que los acuerdos sindicales promedio, en medio de un año recesivo. Mayor desempleo e ingresos informales más bajos que lo que asevera el INDEC se traducirían en un desempeño aún peor de la tasa de argentinos desesperados por el desempleo.

[12] Se consideran los empleos “en blanco” del sector privado, dado que en nuestra opinión el cómputo de INDEC sobre haberes de empleados informales y públicos no es muy riguroso.

[13] Este momento del año de los incrementos de sueldos no coincide con el “año calendario”. Este hecho intrascendente una y otra vez, en sus inesperadas intervenciones en el debate sobre las paritarias pujando por números relativamente bajos, es la piedra fundamental de las capciosas argumentaciones del Ministro de Economía, que compara constantemente el aumento de la paritaria de 2014 con la inflación acumulada en 2014, siendo que son incrementos nominales que rigen para períodos distintos (la inflación, de enero a diciembre de 2014, las paritarias de mayo del 2014 a abril de 2015 –en cuotas). De esta forma 1) presenta la cosa como si los asalariados hubiesen cobrado los sueldos aumentadosdesde enero, cuando recién desde julio la mayoría cobró una segunda cuota, y 2) soslaya el recalentamiento inflacionario del último trimestre de 2013 en el que se produjo la salida de la Secretaría de Comercio Interior de Guillermo Moreno (que también tuvo que ser afrontado por la paritaria de 2014).